Ella nunca me escatimaba algo bonito que tuviera. Así pues, bebí de las fuentes de la belleza hasta saciar mi sed. Pero la ingratitud hacia los favores se vuelven con la máscara del descontento, y una de las señales de mi frustración es que me alegré con la separación.
En el curso de mi largo camino, el arrepentimiento no se separó de mi, e incluso ahora su enorme esqueleto me mira con sarcasmo.
Extraído de Diálogos del atardecer de Naguib Mahfuz. Ediciones MR.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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