…Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…
El Principito de Antoine de Saint-Exupéry.
Cráteres, que vistos desde aquí resultan muy atrayentes. No sé como será caminar sobre ellos :))
ResponderEliminarMejor no dejarnos domesticar. Aunque ¿cómo evitarlo? Si ya desde bien pequeñito se nos atrapa en ese juego, el juego que al final resulta ser narcisista donde se quedan presas las verdaderas emociones y se convierten en máscaras y poses que confunden a todos, hasta a ese mismo que las porta y utiliza.
Nada, que me estoy sacudiendo de encima a muchos narcisistas :)
Un abrazo