lunes, 13 de diciembre de 2010

La inteligencia.


La evolución biológica dejó al ser humano en la playa de la historia. Entonces comenzó la gran evolución cultural, la ardua humanización del hombre mismo y de la realidad, cuyo destino es aún incierto. Nietzsche lo dijo con su envidiable contundencia: Somos un animal no fijado. Una especie indecisa a la búsqueda de su definición. Aún no sabemos si triunfará la sabiduría o la estupidez.

Seré optimista una vez más. La inteligencia es un caudal poderoso y, contra viento y marea, triunfará, a menos que la especie humana se degrade, abandonándose a una felicidad de cerdo o de lobo, a una claudicación que le acompaña siempre como una posibilidad tentadora. Confío en una inteligencia resuelta, inventiva, cuidadosa, poética, ingeniosa, intensa y estimulante. Extraído de “La inteligencia fracasada” de José Antonio Marina. Editorial Anagrama.

2 comentarios:

  1. Si Nietzsche hubiese tenido televisión ya sabría la respuesta :)

    Soy más pesimista, pienso que lo básico y primitivo siempre se impondrá a la evolución; es más fácil, no se necesita ningún aprendizaje.

    Un saludo

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  2. Yo creo que si los valores negativo en general tuvieran más peso que los positivos ya hace siglos que los humanos nos hubiéramos extinguido. Creo que la bondad y la inteligencia están mucho más presentes entre las personas que la maldad y la ignorancia. Ojo, empiezo diciendo "creo" sólo es lo que yo pienso.
    Abrazos Paco.

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.