jueves, 31 de marzo de 2022
lunes, 28 de marzo de 2022
viernes, 25 de marzo de 2022
jueves, 24 de marzo de 2022
miércoles, 23 de marzo de 2022
martes, 22 de marzo de 2022
lunes, 21 de marzo de 2022
miércoles, 16 de marzo de 2022
Y buscando una señal, algo a lo que sentirse atado, dedujo, con esa sensación tan parecida al espanto que provoca la lucidez, que el error formaba parte del aprendizaje. Para tomar decisiones justas antes había tenido que perderse. Ricardo Méndez Salmón, Horda. Seix Barral. Foto: Exposición de Esther Ferrer "Todas las variaciones son válidas incluida ésta".
martes, 15 de marzo de 2022
La verdad siempre había estado ahí. En el fondo. En lo hondo. En la caída. Bastaba con dejarse llevar. Porque toda construcción estaba condenada al derrumbe. Y porque cada época tenía el privilegio de diseñar su propio fracaso. Multitudes afanosas con la boca llena de palabras vacías que elevaban al cielo la gloria perecedera de sus arquitecturas. Pero el mundo estaba destinado a venirse al suelo, a regresar al impulso primordial de la caída. Era una ley física, cosmológica, pero también una verdad moral, un imperativo de la conciencia. La vida, en cualquiera de sus formas, cae a partir de cierto punto. Caen los imperios; caen sus señores; cae la más humilde pluma que surca el aire. Ricardo Méndez Salmón, Horda. Seix Barral.
domingo, 13 de marzo de 2022
Dicen que Buda, delante de una multitud de discípulos que esperaban sus palabras, lo único que hizo, sin despegar los labios, fue alzar las manos mostrando una flor de loto en todo su esplendor: una enseñanza silenciosa sobre la plenitud y la fugacidad de la belleza. Antonio Muñoz Molina. Volver a dónde. Seix Barral.
viernes, 4 de marzo de 2022
jueves, 3 de marzo de 2022
Las palabras vivían entre nosotros y se las llevaron. Así lo decidieron. Enmudecerlas. Someterlas. Encarcelarlas. No sabemos cúando sucedió. Solo sabemos que sucedió. Que el don se convirtió en condena. Y que llegó la época del silencio. Una enseñanza que no se transmite con palabras. Porque la palabra ya no dice nada a nadie. Música sin eco. Flecha detenida en el aire. Sed en la sed. El argumento para la prohibición tuvo que ser por fuerza su mal uso. Para qué servía la palabra entonces, en aquel remoto esplendor. Para nada. Prostituida. Desvirtuada. Degradada. Para qué seguir permitiendo su empleo si cada palabra pronunciada era máscara, humo, fantasma. Ricardo Menéndez Salmón, Horda, editorial Seix Barral.
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