miércoles, 10 de noviembre de 2010

El otoño en Aranjuez







Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.

Otoño. Juan Ramón Jiménez

2 comentarios:

  1. Composición armoniosa... Me gustan todas, pero me ha prendido en el alma la cuarta... te diré porqué: Esas ramas cuyas hojas su unen en el horizonte hacia arriba me lleva a sentir su caricia tenue, delicada, pero intensa en su cercanía... una cercanía que no interfiere la libertad, sino que la propicia. Suaves balanceos que las entrechocan... como así siento que fluye la energía entre nosotros, los seres sintientes... Qué tenga tanta fuerza como esas delicadas hojas, y que me sustenten unas firmes ramas...

    Gracias por este paseo refrescante, frondoso y poético.

    Buenas noches :)

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  2. Gracias a ti por pasarte y expresarte con sentimiento, sensibilidad y delicadeza.
    Abrazos.

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.