Foto: Cala d Hort. Ibiza.
Saboreé las palabras, si, las palabras que surgían de esa reunión de hermanos campesinos, esas palabras que son a veces más exquisitas que cualquier manjar. Las palabras: receptáculos que recogen una realidad aislada metamorfoseándola en un momento de antología, magas que cambian la faz de la realidad embelleciéndola con el derecho de ser memorable, conservada en la biblioteca de los recuerdos. Toda vida no lo es más que por la ósmosis de la palabra y porque la primera envuelve a la segunda en su traje de fiesta. Así, casi a mi pensar, las palabras de mis amigos improvisados, que nimbaron el almuerzo con una gracia inédita, constituyeron la sustancia de mi festín, y lo que ya aprecié con tanta alegría fue el verbo y no las viandas. Muriel Barbery. Rapsodia Gourmet. Editorial Seix Barral.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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