Foto: Cala de Hort. Ibiza. Islas Baleares.
Hacía demasiado calor para ir a la playa, decidieron. Fue él quien lo sugirió, quedarse en casa esa mañana, y ella se mostró de acuerdo, sin desilusión pero sin expresar tampoco entusiasmo ante la idea. Llevaban suficiente tiempo en la isla, y les restaban bastantes días de vacaciones por delante, como para que fuera causa de disgusto saltase por una vez el plan establecido como rutina: estudiar el plano de la isla mientras desayunaban, escoger una playa o cala o yacimiento megalítico o pintoresco pueblo pesquero, preparar un almuerzo de bocadillos y fruta, conducir hasta el lugar en cuestión, languidecer al sol, progresar con las lecturas reservadas para el verano, observar lo veleros que se hacinaban hasta en las calas más angostas y cómo sus ocupantes se zambullían, con cuidado de evitar las anclas que erizaban el fondo. Joan Bilbao. Como una historia de terror. Editorial Salto de Página.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.