viernes, 14 de agosto de 2009

Galileo. La adjuración (segunda parte de dos)

Foto: Vistas del Parque Nacional del Timanfaya desde el volcán del Cuervo.

“Y sin embargo, se mueve”. Estas palabras las diría como si fuera un susurro casi inaudible Galileo Galilei al terminar la lectura de la abjuración a que fue forzado por los inquisidores generales de la Iglesia Católica el 22 de Junio de 1633. Se trataba, como se sabe, de obligarlo a desmentir, condenar y repudiar públicamente lo que había sido y seguía siendo su profunda convicción, es decir, la verdad científica del sistema copernicano, según el cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra. El estudio del texto de la abjuración de Galileo debería hacerse con conveniente atención en todos los establecimientos de enseñanza del planeta, fuese cual fuese la religión dominante, no tanto para confirmar lo que hoy es una evidencia para todo el mundo, que el Sol está parado y la Tierra se mueve a su alredor, sino como manera de prevenir la formación de supersticiones, lavados de cerebro, ideas hechas y otros atentados contra la inteligencia y el sentido común. Del blog de José Saramago.