El Parlamento es un lugar de puro teatro donde sólo se persigue el desprestigio recíproco de los partidos políticos que compiten por el poder. El problema es que esos partidos políticos, de espaldas a la sociedad, están en campaña electoral permanente, y son el punto más débil de las democracias representativas… La democracia es un sistema frágil, perpetuamente amenazada por la tentación simplificadora, la pereza, la fragmentación, la demagogia, la estereotipia, el mimetismos, las malas maneras que producen tedio, la inflación de la palabra previsible y hueca… El pueblo delega su soberanía en unos representantes surgidos de unos partidos políticos que generalmente se presentan a las elecciones con listas cerradas, consiguiendo al fin que ningún ciudadano se sienta realmente “representado”.