La esencia evolutiva del amor humano, responsable de la gran variedad de nuestra especie, nos plantea un increíble reto, un interminable argumento: comenzamos por el éxtasis sublime del enamoramiento; luego llega la intimidad profunda de la unión; con el tiempo, volvemos a experimentar el ansia seductora de la novedad y del romance; más tarde nos enfrentamos con el tormento del abandono, para concluir con la necesidad vital de emparejarnos de nuevo… La pasión romántica es poderosa, pero fugaz. No es de extrañar que a tantos hombres y mujeres a lo largo de la vida se les haya partido el corazón.
Helen E. Fisher. La anatomía del amor, 1990.
Yo todavía creo en ese amor madurando en el tiempo casi eternamente... Soy una soñadora...
ResponderEliminar:)
Me veo completamente reflejada... es posible?
ResponderEliminar