La verdad es un tema escabroso; la verosimilitud, en cambio, nos resulta mucho más tangible y, por supuesto no está reñida con la manipulación. Porque, hay que insistir, no existe acto humano que no implique manipulación. La leche que mamamos de nuestra madre, decía Josep Renau, ya es una forma de manipulación. La manipulación por tanto está exenta per se de valor moral. Lo que sí está sujeto al juicio moral son los criterios o las intenciones que se aplican a la manipulación. Y lo que está sujeto al juicio crítico es su eficacia. Joan Fontcuberta. El beso de Judas, fotografía y verdad. Editorial Gustavo Gili.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.