El Cantábrico, Costa de Asturias. Fotos Sebas Navarrete |
En efecto, no es en la plenitud de la marea ni en la
bajamar transparente donde la vida acaece, sino en ese instante anfibio, que
pertenece tanto al aire como al agua, en el que la marea parece dudar entre
seguir subiendo o comenzar a retroceder.
En esos instantes indefinidos, que no son de Dios ni del
Diablo, sino del hombre abandonado a su suerte, es cuando las circunstancias
decisivas, lo que queda, respira con mayor fuerza. Y lo hace con branquias y
pulmones, en una doble atmósfera en la que los actores se convierten en
víctimas o en verdugos con sólo equivocar el paso. Extraído de “Medusa” de
Ricardo Menéndez Salmón.
Me encantan los extractos que nos regalas...
ResponderEliminarGracias!
un abrazo
Susana