De vez en cuando, en los días de viento, Hervé Joncour bajaba hasta el lago y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.
“Seda” de Alessandro Baricco. Editorial Anagrama.
El agua... maravilla de las maravillas. Sensible imagen y mensaje. También creo que los reeflejos pueden devolvernos tantas cosas...
ResponderEliminarBesos,
Uff, querido Sebas, vaya libro que has nombrado. Seda me parece una novela de las más bonitas y sublimes que he leído, creo que me puse una noche con él y no pude dejarle hasta terminarlo.
ResponderEliminarGracias por hacermelo recordar y Gracias por tus fotos que sabes que me encantan.
Un abrazo muy fuerte (vaya caló). Ana
Agua, fuente de vida. Nosotros mismos somos fundamentalmente agua.
ResponderEliminarSeda es una delicia. Cuando un escritor termina de escribir algo así, y lo enseña para el disfrute de la humanidad, se tiene que sentir muy muy bien.
Besos Amaya y Ana.
Deliciosa historia. Me encantó este libro que aprovecho para regalar a ciertas personas que sé que también lo apreciarán.
ResponderEliminarMe encanta pasearme por tu blog, Sebas. ¿Te lo había dicho alguna vez?
;)