miércoles, 27 de julio de 2011

El beso de Judas



Todavía hoy, tanto en los dominios de la cotidianidad como en el contexto escrito de la creación artística, la fotografía aparece como una tecnología al servicio de la verdad. La cámara testimonia aquello que ha sucedido; la película fotosensible está destinada a ser un soporte de evidencias. Pero esto es sólo apariencia; es una convención que a fuerza de ser aceptada sin paliativos termina por fijarse en nuestra conciencia. La fotografía actúa como el beso de Judas: el falso afecto vendido por treinta monedas. Un acto hipócrita y desleal que esconde una terrible traición: la delación de quien dice precisamente personificar la Verdad y la Vida.
La veracidad de la fotografía se impone con parecida candidez. Pero aquí también, detrás de la beatífica sensación de certeza se camuflan mecanismos culturales e ideológicos a nuestras suposiciones sobre lo real. El signo inocente encubre un artificio cargado de propósito y de historia. Como un lobo con piel de cordero, la autoridad del realismo fotográfico pretende traicionar igualmente a nuestra inteligencia. Judas se ahorca agobiado por los remordimientos. ¿Reaccionará la fotografía a tiempo para escapar a su suicidio anunciado? “El beso de Judas, fotografía y verdad” de Joan Fontcuberta. Editorial Gustavo Gili. Colección Hipótesis. Edición del 2009.

3 comentarios:

  1. Que jodío Fontcuberta, luego va y publica dos libros con fotos sacadas de internet para mostrarnos la realidad :)
    La personas de nuestra generación, década arriba o abajo, crecimos convencidos que lo que salía en la tele era siempre verdad, y que si había una fotografía de algo aquello era real. Las generaciones siguiente saben de la existencia de Photoshop desde niños, y les sucede justo lo contrario, cuando ven algo que les sorprende, aunque no sea más que un desenfoque, lo primero que piensan es que lo que ven es falso.

    El del gorro te ha venido que ni pintado para la foto :)

    Un abrazo

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  2. Amaya, no sabría dar respuesta a esa pregunta.

    Paco, me gustan sus ensayos más que sus fotos. Posiblemente -estoy seguro- me falte preparación para apreciar más de lo que a primera vista veo en ellas.

    Abrazos para los dos.

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.