lunes, 22 de marzo de 2010

Los compañeros de trabajo.


Nada es más desalentador que considerar que no hay expectativas de novedad alguna, que ya sabemos quiénes somos y conocemos hasta el último detalle los límites de los compañeros de siempre. Sólo caben formas diversas de aburrimiento. La rutina y el sinsentido de muchas actividades remuneradas producen una verdadera alineación. Trabajar se convierte en una forma de envejecer por la que percibimos cantidades para lograrlo.
De ahí que suela hablarse del clima laboral como de un cierto parte meteorológico, que permite considerar el ambiente como un factor decisivo. No basta con no padecer acoso o extorsión, siempre repudiables, no basta con encontrar respeto en el entorno. Se requiere una complicidad, la percepción de correr una suerte común, de estar en un proyecto, en una tarea, en una empresa compartida. Alguien con quien hablar. Ángel Gabilondo. Editorial Aguilar.

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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