Peter Schmid estudió en los años sesenta las paradojas de las relaciones entre Japón y Estados Unidos. Japón se encontraba indeciso entre dos metas que se excluían mutuamente: seguridad y renuncia al poder. Escribió:
“El poder, como reza la conocida frase, es malo; por tanto, renuncio al poder, no del todo, pero sí hasta donde me es posible. Un amigo me protege. Es poderoso… y por lo tanto es malo. Por eso le desprecio, le odio y, sin embargo, tengo que tenderle la mano. Soy débil, porque quiero ser bueno… por eso mi amigo malo tiene poder sobre mí. Condeno lo que él hace como poderoso, pero tiemblo ante la posibilidad de que se derrumbe. Porque si se derrumba mi protector, como sería justo, porque es malo, caeré yo también, que soy bueno.” José Antonio Marina, La inteligencia Fracasada
“El poder, como reza la conocida frase, es malo; por tanto, renuncio al poder, no del todo, pero sí hasta donde me es posible. Un amigo me protege. Es poderoso… y por lo tanto es malo. Por eso le desprecio, le odio y, sin embargo, tengo que tenderle la mano. Soy débil, porque quiero ser bueno… por eso mi amigo malo tiene poder sobre mí. Condeno lo que él hace como poderoso, pero tiemblo ante la posibilidad de que se derrumbe. Porque si se derrumba mi protector, como sería justo, porque es malo, caeré yo también, que soy bueno.” José Antonio Marina, La inteligencia Fracasada
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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