Una serendipia es un descubrimiento científico afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente. Cuando se habla de serendipia, uno de los ejemplos más citados es el de sir Alexander Flemig. Su interés era el tratamiento de las infecciones producidas por las heridas, por ello cultivaba bacterias para estudiarlas. Un día, al volver de unas vacaciones, Flemig observó sorprendido que en una pila de placas olvidadas antes de su marcha, donde había estado cultivando una bacteria, había crecido también un hongo en el lugar donde se había inhibido el crecimiento de la bacteria. Podría haber pensado que sus placas se habían estropeado y tirarlas, dando que no era lo que esperaba, pero sin embargo, lo vio como algo curioso y lo estudió. Resultó que el hongo fabricaba una sustancia que producía la muerte de la bacteria; como el hongo pertenecía a la especie Penicillium, Fleming estableció que la sustancia sería denominada penicilina.
Aunque no seamos científicos, sí tenemos unos objetivos, y quizá cuando vamos hacia ellos podemos realizar descubrimientos casuales que sean mucho más interesantes que nuestros propios objetivos. Éstos no nos deben cegar ante todos los atractivos hallazgos que podemos encontrarnos por el camino. Fenny Moix.
Aunque no seamos científicos, sí tenemos unos objetivos, y quizá cuando vamos hacia ellos podemos realizar descubrimientos casuales que sean mucho más interesantes que nuestros propios objetivos. Éstos no nos deben cegar ante todos los atractivos hallazgos que podemos encontrarnos por el camino. Fenny Moix.