jueves, 8 de octubre de 2009

La Ley del silencio.


“En una situación de terrorismo activo, el miedo genera el aprendizaje de la siguiente pauta de conducta: “No hay que significarse. Cada uno a lo suyo, y que cada cual se las arregle como pueda”. Se crea la ley del silencio y las gentes adoptan un tono de cautela en el hablar y hasta en el mirarse los unos a los otros. Los que se comprometen pasan por apestados porque los aldabonazos de la conciencia se subordinan a la comodidad de la convivencia. Al no poder vivir en la permanente y corrosiva tensión de los asesinatos, las bombas, las extorsiones y las amenazas, se activan mecanismos de defensa contra lo angustioso y desagradable para evitar la culpa”… “Los sentimiento de compasión se aíslan para que no se puedan interferir negativamente en la vida cotidiana y mermar la propia capacidad de disfrute”… “El efecto de estos mecanismos es el embotamiento de la sensibilidad y el deslizamiento hacia la degradación moral”. Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica.