Domingo 25 de octubre. XVI Fiesta de la Trashumancia en Madrid.
Unas quinientas ovejas y sus pastores recorrieron las calles de Madrid por las que fueron en su día Cañadas Reales. En esta ocasión se quiso también homenajear a la mujer rural.
Las ovejas merinas llegaron de la localidad pacense de Castuera, en la comarca de La Serena. De hecho, las rutas trashumantes más frecuentes partían de Extremadura para adentrarse por los verdes pastos de Soria (de ahí el refrán de 'Soria pura, cabeza de Extremadura') y Burgos o al norte de León.
La historia de la Trashumancia se remonta al rey Alfonso X El Sabio, que concedió en 1273 los privilegios al Concejo de la Mesta de los Pastores para que pudieran moverse libremente con sus rebaños, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña. El tributo de cinco ovejas por millar, que debían pagar los pastores a la Corona al atravesar los Puertos Reales en su viaje de primavera se convirtió en el ingreso más importante y regular del Reino de España, pues durante siglos transitaron anualmente por las cañadas de 3 a 5 millones de ovejas entre las montañas del norte y los valles del sur.
Hasta mediados del siglo XX era habitual ver pasar por la calle de Alcalá en primavera y otoño los rebaños de ovejas merinas con sus pastores, que regresaban o se dirigían hacia Extremadura.
Unas quinientas ovejas y sus pastores recorrieron las calles de Madrid por las que fueron en su día Cañadas Reales. En esta ocasión se quiso también homenajear a la mujer rural.
Las ovejas merinas llegaron de la localidad pacense de Castuera, en la comarca de La Serena. De hecho, las rutas trashumantes más frecuentes partían de Extremadura para adentrarse por los verdes pastos de Soria (de ahí el refrán de 'Soria pura, cabeza de Extremadura') y Burgos o al norte de León.
La historia de la Trashumancia se remonta al rey Alfonso X El Sabio, que concedió en 1273 los privilegios al Concejo de la Mesta de los Pastores para que pudieran moverse libremente con sus rebaños, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña. El tributo de cinco ovejas por millar, que debían pagar los pastores a la Corona al atravesar los Puertos Reales en su viaje de primavera se convirtió en el ingreso más importante y regular del Reino de España, pues durante siglos transitaron anualmente por las cañadas de 3 a 5 millones de ovejas entre las montañas del norte y los valles del sur.
Hasta mediados del siglo XX era habitual ver pasar por la calle de Alcalá en primavera y otoño los rebaños de ovejas merinas con sus pastores, que regresaban o se dirigían hacia Extremadura.