Cada vez más seres humanos estamos comprometiéndonos con nuestro desarrollo personal para dejar de ser víctimas de nuestras circunstancias externas y comenzar a ser responsables de nuestro bienestar interno. Dado que no podemos controlar lo que nos va sucediendo en la vida, sí podemos dejar de reaccionar mecánicamente para dar una respuesta más consciente y productiva ante esos mismos hechos. Aunque nos cueste reconocerlo, nadie tiene el poder de hacernos sufrir emocionalmente sin nuestro consentimiento. Si alguien nos insulta, por ejemplo, nuestro malestar surge como consecuencia de nuestra reacción al insulto, no del insulto en sí. En el espacio que existe entre el estímulo y la respuesta es donde se encuentra nuestra verdadera libertad. Siempre tenemos la capacidad de elegir. Borja Vilaseca.