viernes, 22 de mayo de 2009

Las semillas de la bondad y del odio.


Todos los seres humanos venimos al mundo con las semillas de la bondad y del odio, de la racionalidad y del disparate. Pero nadie se vuelve cruel sin tomarse el tiempo necesario para aprenderlo. La experiencia que más predispone al hombre y a la mujer a recurrir a la fuerza despiadada es haber sido objeto o testigo de actos de agresión maligna repetidamente durante la niñez. Con el tiempo, para estas personas el recurso a la violencia se convierte en el método preferido para aliviar frustraciones, superar desengaños y alcanzar metas. No olvidemos que la única forma de aprender a amar es siendo amado y la única forma de aprender a odiar es siendo odiado. El País Semanal. Domingo, 26 de mayo de 1996. Luís Rojas Marcos. El precio de la violencia.