“Está claro que cualquier diferencia, por mínima que sea, puede servir de argumento para despreciar al otro: dinero, educación, color de piel, religión, partido político, corte de pelo, cualquier cosa. Los enemigos te revitalizan. Los malvados, los yijadistas, los bárbaros. El odio es excitante y contagioso, además de eliminar convenientemente toda ambigüedad. Te limitas a lanzar tu propia mierda al vecino.” Siri Hustvedt. Elegía para un americano.