Yo no soy nadie,
¿Quién eres tú?
¿También tú no eres
nadie?
¡Entonces ya somos
dos!
¡No lo digas! Lo
pregonarían, ya sabes.
¡Qué aburrido ser
alguien!
¡Qué ordinario!
Estar diciendo tu nombre,
como una rana, todo
el mes de junio,
a una charca que te
contempla.
Emily Dickinson “El viento comenzó a mecer la hierba”
Editorial Nórdica.
Edición bilingüe.
Lo mejor de todo es que en ocasiones nos podemos sentir así, cuando paseas por alguna calle lejana de tu entorno, cuando vas al campo silencioso, cuando corres por un parque o subes una montaña imponente... efectivamente, no eres nadie, pero qué maravilla no tener que dar explicaciones, ni cuentas, ni nada más que dirigir tu mirada alrededor y disfrutar de lo que se te ofrece... verdad?
ResponderEliminarNo me preocupa mucho quien soy, sino lo que represento para los demás, al menos de los que quiero y aprecio.
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