Cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte,
una eternidad de voces y de olvido,
una eternidad en la que ya no podré verte
ni tocarte ni encelarte ni matarte,
cuando a mí mismo ya no me responda
y no tenga día ni cuerpo
entonces seré tuyo
entonces te amaré para siempre.
Homero Aridjis
Madre mía...qué bonito. Haces unas fotos preciosas, enhorabuena por tener esa capacidad de captar...instantes únicos.
ResponderEliminarun abrazo desde el sur