Los
que se aferran a unas señas de identidad demasiado tajantes olvidan que el
mundo está vivo gracias a una permanente metamorfosis. Dentro de una caracola
está el mar, y los mares se mueven con voluntad de nube, y el agua de las nubes
sueña con ser tierra, y la tierra procura elevarse por los anillo de los
árboles, y los árboles quieren ser viento y por eso extienden sus ramas, y las
ramas procuran volar como un pájaro hasta la nube que va a devolverle el agua
al mar y el mar a la caracola. Extraído de “Una forma de resistencia” de Luís
García Montero. Editorial Alfaguara.
Preciosa foto!! y el texto encaja perfectamente con ella. Saludos
ResponderEliminarGracias Layna. Saludos.
EliminarBuena reflexión. Algunos debieran leerla todos los días antes de posar la cabeza sobre la almohada.
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