Los
paisajes y los libros consiguen por las buenas darnos esa lección que con
frecuencia imponen las desgracias: nos hacen comprender las cosas importantes
de la vida, lo que merece amor, la medida más legítima del tiempo. Observo la
bruma del otoño tardío sobre los campos, vivo la ilusión y la muerte en el
argumento de un libro, y reconozco la lealtad decisiva de lo que pertenece, de
lo que siempre está ahí, bajo la prisa de las agendas atormentadas y la espuma
rabiosa de los teléfonos móviles. Extraído de “Una forma de resistencia” de
Luís García Montero. Editorial Alfaguara.
Con estos calores apetece ver y leer escenas de tiempos más frescos. Además, con los tiempos que corren vamos a recuperar la capacidad de disfrutar de los momentos sencillos, y los paisajes y los libros son ideales para ello.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto ahora que hace calor nos acordamos de los días fríos, así somos. Un libro siempre es un buen refugio, en cualquier momento o lugar. Abrazos Antonio.
EliminarMe encanta esta foto, una composición muy buena y ambiente muy conseguido.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Manuela. Abrazos.
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