La lluvia
de París cae en el corazón de los que todavía pretenden soñar con la igualdad,
la libertad y la fraternidad. Es cierto que necesitamos inventarnos la mitología
de una nueva ciudad, una nueva geografía simbólica. Pero, mientras descubrimos
otra lluvia, París debería seguir pareciéndose a París. La pequeña Torre Eiffel
de mi despacho se levanta como un recuerdo de la libertad que no renuncia a la
convivencia, de la política que no se deja sustituir por los mercados.
España no
es diferente, pero tiene mala suerte. Ha llegado a ser igual que Europa cuando Europa
se está desmantelando.
Extraído de “Una forma de resistencia” de Luís García
Montero. Editorial Alfaguara.
"Siempre nos quedará París"
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