jueves, 14 de octubre de 2010

Nacionalismos.


….El problema territorial español se ha agravado cuando, en determinadas zonas, los socialistas han pretendido ocupar el papel de los nacionalistas, cosa que se aprecia nítidamente en la Cataluña pospujolista.

Tanto Maragall como Montilla han pretendido ocupar el espacio que corresponde a Convergència i Unió y a Esquerra Republicana de Cataluña. El resultado ha sido el previsible: cuando a alguien se le ocupa su espacio, ese alguien no tiene más remedio que buscarse otro. Y los nacionalistas que, en la Transición, aceptaron el sistema autonómico y el juego de nacionalidades y regiones, ahora se han escorado a posiciones más radicales, porque su espacio se confunde con el de los socialistas, que ya no se definen por socialistas, sino por catalanistas. Los nacionalistas han roto el pacto de la Transición y, ahora, apuestan por la nación, la capacidad de decidir y la autodeterminación.

Si el resultado de esa operación de ocupación del espacio nacionalista tuviera un resultado electoral brillante para el PSC, yo seguiría estando en contra de esa estrategia que difumina al socialismo. Pero, encima, no parece que ese travestismo político vaya a ofrecer una ventaja electoral, ya que el electorado nacionalista, puesto a elegir entre el original y la fotocopia, no tiene dudas, se queda con el original, mientras que el electorado socialista se desconcierta y se abstiene.

Así que se pierde identidad y se pierden votos, no solo allí donde se confunde el socialismo con el nacionalismo, sino, también, en el resto de España, donde parte del electorado se decanta hacia una opción de derechas en la creencia de que el PP mantendrá mejor la unidad de España. No estaría mal repasar la Declaración de Mérida y Los acuerdos de Santillana para saber por dónde deberíamos circular los socialistas en este diabólico conflicto territorial, que sería más llevadero si cada cual se dedicara a lo suyo. Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El País 6 octubre 2010.

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