En aquellos tiempos, en los años cincuenta, se enseñaban cosas como que la familia es el orden natural de la sociedad. Pues bien, yo empezaba mis primaras clases diciendo algo, para mí, fundamental; les decía a mis alumnos: “Si yo tuviera facultades mágicas para transformar a los españoles les levantaría a todos la tapa de los sesos (en sentido metafórico, naturalmente), y metería dentro un papelito que dijera: “el orden natural no es natural”. Es decir, no me acepten ustedes la trampa del orden natural”. Esto les decía y recalcaba hasta la pesadez: “No me acepten ustedes la trampa del orden natural”. ¿Por qué le doy tanta importancia? Porque definir al matrimonio, la jerarquía, la monarquía o lo que quieras como orden natural, permite inmediatamente perseguir como enemigos y antinaturales o aberrantes a todo el que no está de acuerdo. Pues no señores, eso no es orden natural, son conceptos creados por nosotros que podemos modificar. Extraído de La ciencia y la vida de Valentín Fuster y José Luis Sampedro con Olga Lucas. Editorial Debolsillo.
martes, 19 de octubre de 2010
El orden natural
En aquellos tiempos, en los años cincuenta, se enseñaban cosas como que la familia es el orden natural de la sociedad. Pues bien, yo empezaba mis primaras clases diciendo algo, para mí, fundamental; les decía a mis alumnos: “Si yo tuviera facultades mágicas para transformar a los españoles les levantaría a todos la tapa de los sesos (en sentido metafórico, naturalmente), y metería dentro un papelito que dijera: “el orden natural no es natural”. Es decir, no me acepten ustedes la trampa del orden natural”. Esto les decía y recalcaba hasta la pesadez: “No me acepten ustedes la trampa del orden natural”. ¿Por qué le doy tanta importancia? Porque definir al matrimonio, la jerarquía, la monarquía o lo que quieras como orden natural, permite inmediatamente perseguir como enemigos y antinaturales o aberrantes a todo el que no está de acuerdo. Pues no señores, eso no es orden natural, son conceptos creados por nosotros que podemos modificar. Extraído de La ciencia y la vida de Valentín Fuster y José Luis Sampedro con Olga Lucas. Editorial Debolsillo.
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Qué párrafo tan inteligente, es absolutamente brillante y estoy totalmente de acuerdo. Pero sólo nosotros tenemos el poder y la capacidad de cambiar eso, para bien. Y creo que cada uno de nosotros, desde su casa, su entorno y su circunstancia, tenemos la obligación de hacer todo lo posible para que las cosas y las creencias erróneas, cambien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cada uno tiene su propio orden natural.
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