Se cuenta que Diógenes,
que como todos sabemos vivía en la calle (en un tonel se dice, pero más bien
parece ser que se trataba de una tinaja), se encontraba un buen día enjuagando
unas hojas de lechuga en una fuente antes de comérselas. Platón se le acercó y
le dijo: “Diógenes, si hubieras aceptado la invitación de Dionisio [se trata
del tirano de Siracusa, con el que Platón aceptó vivir durante un tiempo en su
corte, aconsejándolo en las tareas propias de gobierno], no tendrías que estar
enjuagando tú mismo unas hojas de lechuga”. A lo que Diógenes respondió: “Y tú,
Platón, si supieras enjuagar unas hojas de lechuga para comer, no habrías
tenido la necesidad de aceptar la invitación de Dioniso”.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.