sábado, 21 de noviembre de 2009

El miedo.

"El hombre tiene sus preocupaciones en todos los rincones de la Tierra" (Confucio)
Nuestro cerebro es una máquina de anticipar. A lo largo del proceso evolutivo ha incrementado paulatinamente su capacidad para predecir, utilizando analogías con el conocimiento acumulado de experiencias anteriores, tanto propias como de los ancestros. Según el escritor y filósofo José Antonio Marina, no existe especie más miedosa que la humana. Es el tributo que hemos de pagar por nuestra inteligencia privilegiada.
Por un lado, esta facultad para ser previsores constituye una ayuda inestimable para la supervivencia, dado que permite evitar el peligro incluso antes de que se manifieste. También es un recurso para aprender, así como para planear proyectos y crear medios con que lograr metas futuras. Pero esta habilidad también causa alguno de nuestros fallos más evidentes.
Precisamente la capacidad de anticipar es lo que atrapa a muchas personas en círculos viciosos de preocupación. Al vivir entre el recuerdo y la imaginación, entre los fantasmas del pasado y el futuro, se reavivan antiguos peligros o se inventan amenazas nuevas. Resulta fácil entonces confundir la fantasía con la realidad, y sufrir terriblemente por la incertidumbre de lo que pueda pasar. Libros que dan calma. Seis formas de exagerar los peligros