Un día de tormenta estaba un obispo cristiano en su catedral, y se le acercó una mujer no cristiana y le dijo: -Yo no soy cristiana. ¿Existe salvación del fuego del infierno para mí? El obispo miró y respondió: -No, sólo se salvan los bautizados en el agua y en el espíritu. Y mientras aún hablaba, un rayo cayó con estruendo sobre la catedral, y ésta fue invadida por el fuego. Y los hombres de la ciudad llegaron corriendo y salvaron a la mujer, pero el obispo se consumió, alimento del fuego. El relámpago. Gibrán Salil Gibrán.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.