En España reina ya el Estado del malestar. El Gobierno que
iba a traer la Confianza en pañales, cava con euforia conmovedora bajo nuestros
pies y hasta orina dentro de la propia tienda de campaña. Ahora mismo, el BOE
podría publicar un único decreto con un único artículo: Abril es el mes
más cruel. Nos ahorraríamos el despilfarro en eufemismos inverosímiles,
como esa cara oronda de amnistía fiscal que se le pone al ministro de Hacienda
cada vez que la niega. Porque el Gobierno está obteniendo resultados nefastos
en la producción de eufemismos. Un buen eufemismo requiere una inversión en I+D
y un equipo competente. ¿Cuánto le costaría a la administración Bush el
eufemismo de “ausencia de confort” para definir la tortura? ¿Y cuántos teólogos
consultaría el Vaticano para denominar con precisión sublime “traición a la
gracia del orden sagrado” a lo que todos llamamos pederastia? Y en este nuestro
Estado de malestar, en lugar de obstinarse en mentiras rudimentarias, como
llamar “reformas” a las regresiones, sería mejor perseverar en el minimalismo
genérico del rey (“Lo siento”), o en la línea estupefaciente del cafelito como
causa de los males de España. La gente lo toma con culpa, como un punto en la
prima de riesgo. Construir un incipiente Estado de bienestar fue un proceso
laborioso, de luchas y consensos. El resultado fue una tortilla con no muchos
huevos, pero tortilla al fin. Este pre-bienestar, la educación y sanidad
públicas, la protección a la infancia y a la vejez, era la mejor urdimbre de
una nueva identidad común. La verdadera célula madre de una España democrática.
Ese era un espacio a proteger, a salvo de termitas y depredación. Pero el
Estado de malestar es, sobre todo, consecuencia de un estilo. Humillar, además
de recortar. Hospitales, escuelas, universidades, cultura, televisión pública,
sindicatos... Por lo visto, ahí se arruinó España. ¿A quién votarían mañana los
españoles en Francia? No desde luego por el Estado del malestar. L’espoir!
“El malestar” Manuel Ribas. El País 21 de abril 2012.
Malestar...indignación...IM-PO-TEN-CIA....tantas emociones encontradas...cuesta ser optimista ante tanta injusticia..un beso primo
ResponderEliminarla verdad es que se esta apoderando una frustración últimamente en todos los rincones del país. el estado del bienestar se fue creando poco a poco y no se ha sabido cuidar. en los años de ZP empezó el desmoronamiento de los cimientos, cuando ese maldito presidente zapateril regaló el dinero sin control, de la forma más populista y caciquil.Ahora este PP que nos gobierna intenta sacar dinero de debajo de las piedras para intentar levantar este país. El problema es que creo que se está equivocando y no busca donde debiera.
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