Las fotografías del antaño lejano y del antaño cercano no nos miran y no se cansan de mirarnos, siempre con la misma pregunta “¿Y qué pasó después?”. A veces las respondemos pera la respuesta no les llega. Están aislados, inmóviles, sordos los pobres. Hay fotos que nos dejan amor, afectos, lealtades, simpatía, y no las podemos olvidar. Otras que nos dejan odios, enconos, fobias, desdenes; tampoco las podemos olvidar. A las primeras las encuadramos; a las segundas, las archivamos con otros desperdicios.
Hay poses de familia que son una síntesis de tiempo, pero también hay instantáneas que son apenas el pellizco de un pasado minúsculo. También nosotros, móviles y vivientes, vamos de a poco metiéndonos en fotos, y en ellas (por ahora) nos miramos a nosotros mismos. Pero los habitantes del 2008 o el 2009 mirarán nuestros rostros fotografiados y desde ellos les preguntaremos “¿Qué pasó después?” Qué cosa, ¿no? Mario Benedetti. Vivir adrede.
Hay poses de familia que son una síntesis de tiempo, pero también hay instantáneas que son apenas el pellizco de un pasado minúsculo. También nosotros, móviles y vivientes, vamos de a poco metiéndonos en fotos, y en ellas (por ahora) nos miramos a nosotros mismos. Pero los habitantes del 2008 o el 2009 mirarán nuestros rostros fotografiados y desde ellos les preguntaremos “¿Qué pasó después?” Qué cosa, ¿no? Mario Benedetti. Vivir adrede.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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