jueves, 23 de julio de 2009

La Muerte.


El poeta Nicolaas van Eyck (1887-1954), holandés de nacimiento, consideraba que la vida era en realidad buena y bella, pues estaba llena de misterio y sufrimiento. Uno de sus poemas más conocidos lleva por título “El jardinero y la muerte”.

Un noble persa cuenta:

Mi jardinero ha entrado esta mañana
gritando horrorizado: ¡Alá me valga!

Estaba yo podando los rosales
y ha venido la Muerte a visitarme.

Bañado en sudor frío me he escapado
del gesto de amenaza que ha esbozado.

¡Pronto, señor, dadme vuestro alazán
y esta noche estaré ya en Ispahán!”

Y salió volando… Sin embargo, esta tarde
me he encontrado a la Muerte en el parque.

Esperaba a que yo hablase el primero:
“¿Por qué has amenazado al jardinero?”

Ha sonreído y me ha dicho: “No quería asustarlo;
ha sido un gesto de sorpresa al encontrarlo

aún aquí, afanado en su rosal,
cuando esta noche he de llevármelo en Ispahán.”

Recogido en “El reflejo de las palabras” de Kader Abdolah.