Que el dinero no da la felicidad lo saben hasta los
banqueros, que por eso lo acumulan sin esperar a cambio otra cosa que más
dinero. Es la ausencia del dinero la que no acaba de catalogarse como estado de
ánimo. Por eso aceptamos las palabras de Cristiano Ronaldo en su renovación con
el Real Madrid, cuando aseguró que el dinero no era lo más importante. Un
colchón de aproximadamente 21 millones de euros al año ayuda a encontrar otras
cosas más fundamentales en la vida. La inquina de quienes creen que el sueldo
es elevado se atenúa por el interés que despierta y a juzgar por el espacio en
los medios, las portadas de periódicos serios y la relevancia en los
informativos, el problema no lo tiene él, sino que se lo deberían hacer mirar
los demás.
Durante el verano hemos asistido a la impresionante
capacidad de convocatoria de las presentaciones de futbolistas. El acto
consiste en verle ponerse la camiseta y dar tres patadas al balón, pero en
diferentes ciudades se han arracimado miles de personas para presenciarlo. Ya
quisieran tanta expectación actos un poco más esforzados o formativos. No creo
que nunca un Hamlet maravillosamente interpretado o un aria de Mozart hayan
convocado tanto entusiasmo popular. Y ante demostraciones así, solo nos queda
una opción, seguir admirando al ser humano por su capacidad para, frente a
declaraciones masivas tan transparentes de por dónde va el interés general,
seguir esforzándose por dar con una vacuna nueva o un microchip más útil.
La renovación de Ronaldo, que además lució idénticas
gafas a las que llevaba yo en la facultad y me valieron el desprecio de todas
las chicas interesantes y la mofa de todos los compañeros ingeniosos, es la
confirmación de su valor. El equipo no ha jugado a casi nada en estas
temporadas, pero mientras eso arruinaba el enorme talento de Özil, Cristiano se
alzó como un solista asombroso que además alcanzó la madurez al plantarse ante
el entrenador y recordarle sus vitales 50 goles por temporada. El dinero no da
la felicidad, pero a los aficionados madridistas ese sueldo astronómico les
garantiza unos gramos de felicidad que irradiará desde el estadio hacia gente
que lo único que encuentra afuera es ruina, desidia y dificultades. “Dinero” David Trueba. El País 19 de septiembre 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.