Cuando dos seres viven en la misma vivienda, se ven todos
los días y, además, se quieren, sus conversaciones cotidianas van reajustando
las dos memorias: por consentimiento tácito e inconsciente, dejan en el olvido
amplias zonas de sus vidas y hablan y vuelven a hablar de unos cuantos
acontecimientos con los que van tejiendo el mismo relato que, como una brisa
entre las ramas, murmura por encima de sus cabezas y les recuerda continuamente
que han vivido juntos. Extraído de “La ignorancia” de Milan Kundera. Editorial
Tusquets,2ªedición mayo del 2000.
Sabias palabras....excelentes fotos...
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