Madrid, Puerta de Alcalá. Foto Sebas Navarrete |
El artista que se educa a
contracorriente, por cuenta propia, sin guía eficaz de verdaderos maestros,
corre ciertos peligros, pero también adquiere una gran capacidad de soberanía
interior y resistencia. El peligro mayor es el de seguir durante demasiado
tiempo caminos que no llevan a ninguna parte, o el descubrir con mucho esfuerzo
lo que ya es sabido. Pero la ventaja es que adquiere un olfato casi animal para
reconocer aquello que más necesita y un recelo muy acusado contra cualquier
forma de dirigismo; y quizás también una soledad que a veces puede hacerle sentirse
aislado o perdido, pero otras lo protege de acatar con demasiada facilidad esas
ortodoxias de cada momento que hacen pasar por necesidad histórica lo que al
cabo de un cierto tiempo resulta que sólo era el capricho de la moda. Extraído
de “El atrevimiento de mirar” de Antonio Muñoz Molina. Editorial Galaxia
Gutenberg
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.