“¿La verdad? La verdad Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella.” “¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?” le dije. Y él: “Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y eso jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerlas felices, para hacerles que se sienten inmortales y no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían. Que vivan. Y esto hace la Iglesia, hacerles vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío”
Extraído de la obra de Miguel de Unamuno “San Manuel Bueno, mártir y tres historias más. Editorial Bruguera. Edición del 1983.
Pero la verdad duele... en muchas ocasiones y a veces, duele mucho.
ResponderEliminarQué gran verdad y qué gran fragmento. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarNacemos y morimos, en el recorrido entre estos dos acontecimientos, corto y pocas veces largo, cada ser humano elije la forma de afrontarlo, hay quien encuentra respuesta y consuelo en las religiones.
ResponderEliminarAbrazos raki y Campurriana,
Sebas.
Recién acabo de encontrar tu blog y lo encuentro estupendo, enhorabuena.
ResponderEliminarEstas palabras de Miguel de Unamuno, de lo mejor que he leído nunca.
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ResponderEliminarJavier, me alegro de leerte por aquí, en este espacio abierto que sólo pretende abrir puertas hacia otros destinos.
ResponderEliminarSaludos.
Sebas Navarrete.