Abandonar la necesidad de tener razón, dejar de
gastar energía en intentar convencer a los demás, que tienen sus propias
creencias, resulta profundamente liberador.
Quienes van por el mundo tomándoselo todo
personalmente ven enemigos por todas partes y nunca pueden estar verdaderamente
tranquilos, ya que siempre tienen cuentas pendientes que circulan por su mente,
provocándoles sufrimiento. Nada de lo que hagan o digan otras personas debería
hacernos daño si se asume el siguiente axioma: “Nunca eres responsable de los
actos de los demás; solo eres responsable de ti mismo”.
Cuando te tomas las cosas personalmente, te
sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos.
Haces una montaña de un grano de arena. Ensayo publicado en el 1998 por el
médico mexicano Miguel Ruiz.
“Cuando deseamos tan intensamente que nos
reconozcan, vivimos para satisfacer las expectativas de otros, con lo cual ya
no somos libres” Ichiro Kishimi.
“Dejar de exigir contrapartidas y permitirnos
vivir a nuestra manera, otorgándonos incluso el derecho de caer mal, nos
procura libertad, paz mental y, al final, mejores relaciones con los demás”.
Francesc Miralles, escritor y periodista.
Foto: Cementerio de Luarca, Asturias.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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