Hoy es el último día del año. En todo el mundo que por este calendario se gobierna anda la gente entretenida debatiendo consigo las buenas acciones que intentan practicar en el año que entra, jurando que van a ser rectas, justas ecuánimes, que de su enmendada boca no volverán a salir una palabra mala, una mentira, una insidia, aunque las mereciera el enemigo, claro es que estamos hablando de personas vulgares, las otras, las de excepción, las que se sitúan fuera de lo común, se ajustan a sus propias razones para ser y hacer lo contrario siempre que les apetezca o aproveche, ésas son las que no se dejan engañar, llegan a reírse de nosotros y de las buenas intenciones que mostramos, pero, en fin, vamos aprendiendo de la experiencia, y mediado enero ya habremos olvidado la mitad de lo que habíamos prometido, y, habiendo olvidado tanto, no hay realmente motivo para cumplir el resto, es como un castillo de naipes, si le faltan las obras superiores, mejor que caiga todo y se confundan las cartas. - José Saramago - El año de la muerte de Ricardo Reis. Desde Ámsterdam, Feliz 2008, paz y amor para todo el que lo quiera y busque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.