lunes, 22 de mayo de 2023

También la religión, como filosofía, debe convertirse en una opción de vida, debe transformarse en una manera de vivir. Así, ninguna religión y ninguna filosofía podrán nunca reivindicar la posesión de una verdad absoluta, válida para todos los seres humanos. Porque creer que se posee la única y sola verdad significa sentirse con el deber de imponerla, también por la fuerza, por el bien de la humanidad. El dogmatismo produce intolerancia en cualquier campo del saber: en el dominio de la ética, de la religión, de la política, de la filosofía y de la ciencia, considerar la propia verdad como al única posible significa negar toda la búsqueda de la verdad. Quien está seguro de poseer la verdad no necesita ya buscarla, no siente ya la necesidad de dialogar, de escuchar al otro, de confrontarse de manera auténtica con la variedad de lo múltiple. Sólo quien ama la verdad puede buscarla de continuo. Esta es la razón por la cual la duda no es enemiga de la verdad, sino un estímulo constante para buscarla. Sólo cuando se cree verdaderamente en la verdad, se sabe que el único modo de mantenerla siempre viva es ponerla continuamente en duda. Y sin la negación de la verdad absoluta no puede haber espacio para la tolerancia. “La utilidad de lo inútil” manifiesto. De Nuccio Ordine.


 

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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