La búsqueda obsesiva del bienestar
fomenta el miedo, y la sumisión es la solución confortable –y por eso amnésica-
del temor. La valentía, en cambio, nos libera, pero –molesta contrapartida- nos
hace perder parte del bienestar. Hace despertar el gatito modorro al felino
libre que vive, sin duda, menos cómodo, sin calefacción, sin cestito, sin
comida puesta, y sin arrumacos. Nos lanza al descampado, que es el territorio
de la libertad y de la creación.
“Anatomía del miedo” José Antonio Marina.
Editorial Anagrama.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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