A propósito de la absolución de la hija del rey Juan Carlos en el caso Nóos, y dando por sentado la imparcialidad de la sentencia por su condición de infanta (llámenme ingenuo), me pregunto qué hubiera sucedido si en circunstancias iguales a los hechos enjuiciados fuera un hombre el que, como alma cándida, firmara todo documento que le pusiera a la vista su pareja, haciéndole partícipe en sociedades, cuentas bancarias, etcétera, y luego se declarara ajeno a todos los tejemanejes, alegando que era ella, y solo ella, la que gestionaba las sociedades vinculadas al delito. ¿Se le consideraría inocente y, por tanto, absuelto? ¿Estamos ante un presunto caso de discriminación positiva? Carta de mi autoría publicada hoy en El País.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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