Gijón, Asturias. Foto Sebas Navarrete |
De
todos los placeres que conoce el hombre, ninguno mayor que el de causar dolor.
La contemplación de la belleza o el trance del amor físico no pueden compararse
con el goce de quebrar un hueso. Y el hecho de que los filósofos no hayan
encontrado todavía una razón convincente, decisiva, irrefutable, para
justificar esta característica de la naturaleza humana, es uno de los misterios
más hondos que existen. Porque el hombre levanta puentes, domestica selvas o
resuelve problemas matemáticos planteados hace cientos de años, pero todo su
genio, toda su paciencia y todo su fervor palidecen ante el enigma de la
maldad.
“La noche feroz” de Ricardo Menéndez Salmón. Seix Barral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.