Criel Surmer, Francia. Foto Sebas Navarrete |
El hombre, que ha
sido capaz de levantar inmensos edificios, de hacer desaparecer montañas
enteras, de abrir canales y de cruzar puentes sobre el mar, no ha conseguido
que vuelva a levantar los parpados un niño que acaba de morir. A veces lo más
voluminoso y pesado es lo más fácil de mover. Piedras enormes en la caja de un
camión, vagones cargados de metales pesados. Y fíjate, lo que guardas dentro de
ti, lo que piensas, lo que deseas, que al parecer, no pesa nada, no hay forzudo
que sea capaz de echárselo al hombro y cambiarlo de sitio. No hay camión que lo
mueva. Conseguir que te llegue a querer alguien que te desprecia o a quien le
eres indiferente es bastante más difícil que tumbarlo a porrazos. Los hombres
pegan por impotencia. Creen que pueden conseguir por la fuerza lo que no son
capaces de conseguir con la ternura, con la inteligencia. Extraído de “En la
orilla” novela de Rafael Chirbes, editorial Anagrama.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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