martes, 28 de diciembre de 2021

Alcibíades, sobrino de Pericles y discípulo de Sócrates. Líder joven, consentido y muy inteligente, se convirtió en el ídolo de los atenienses. Cierta vez y sin motivo aparente, mandó cortar la cola a un valioso perro de caza que había comprado por una fortuna. Toda la ciudad se lanzó a conjeturar, opinar, condenar, indignarse. Alcibíades, tranquilo y risueño, confió a un amigo que, mientras los atenienses se preocupaban por el rabo de su perro, no se fijaban en su mal gobierno. Irene Vallejo. Foto: playa de San Lorenzo en Gijón, Asturias.


 

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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