“¿Oh,
madre; tú que conoces el secreto de todos los ruidos. Tú, la única que ha
atajado todo este silencio, antaño en la niñez! Que lo tomas en ti y dices: no
te asustes, soy yo. Enciendes una luz, y ya eres tú el ruido. Y la pones ante
ti y dices: soy yo no te asustes. Y la pones despacio, y no hay duda: eres tú,
tú eres la luz en torno de las acostumbradas cosas cordiales, que están ahí sin
segundas intenciones, buenas sencillas, sin doblez.” Rainer María Rilke.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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