Dos pintores rivales de finales del siglo V
a.C., Zeuxis y Parrasio, compitieron para decidir cuál de los dos era más
hábil. Zeuxis pintó un racimo de uvas con tal realismo que los pájaros
acudieron a picotear. Aquella ilusión prometía alzarse con la victoria. Sin
embargo, Parrasio pintó una cortina, y Zeuxis, envalentonado con su éxito,
exigió que se corriese para mostrar la pintura que había debajo. Según Plinio,
que fue quien narró la historia en su enciclopedia, Zeuxis enseguida se percató
de su error y reconoció la victoria de su contrincante con estas palabras: “Yo
engañé a los pájaros, pero Parrasio me engañó a mí”.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
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