Catedral de Lyon, Francia. Foto Sebastián Navarrete Molina |
José Saramago, en su novela Caín, se preguntaba por qué los humanos teníamos esa atracción trágica a inventar religiones que luego nos esclavizan al imponer códigos y prohibiciones terribles.
Luis Garcia Montero nos dice "Los seres humanos pueden vivir
sin dioses pero los dioses le deben la vida a los seres humanos, es decir, son
una extensión imaginaria de la realidad, el resultado de una insatisfacción".
Séneca “La
religión es verdadera para los pobres, falsa para los sabios, y útil para los
líderes”.
Y Luis Buñuel decía ser ateo gracias a Dios.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.